Por gestión del concejal Juan Martín Bravo, Alcaldía de Cali, Alcaldía de Yumbo y CVC deberán actuar ante grave daño ambiental en Brisas de los Álamos y Acopi

• El juzgado dieciséis administrativo oral emitió una sentencia que obliga a las autoridades ambientales a tomar acciones frente al problema de vertimientos contaminantes de Acopi, Yumbo.

Santiago de Cali, 29 de marzo de 2023

El llamado por vías legales que hicieron el concejal Juan Martín Bravo y el líder comunal Juan Pablo Montoya para que se atendiera el grave caso de contaminación de aguas en el barrio Brisas de los Álamos, norte de Cali, obtuvo respuesta esta semana con una sentencia que obliga a entidades de orden distrital y departamental a proponer un plan de acción en los próximos dos meses.

¿Cuál es la problemática? Desde hace más de 20 años, los habitantes del sector se han quejado de la contaminación del canal de aguas lluvias que pasa allí, pues este recibe los residuos arrojados por empresas de Acopi (Yumbo) y luego desemboca en el río Cali y Cauca. Dicha contaminación genera inundaciones, plagas y problemas de salud.

La sentencia explica que se logró evidenciar el daño ambiental que se está causando por los vertimientos de agua que llegan del canal de Acopi. Durante mucho tiempo, las administraciones de Cali y Yumbo esquivaron la responsabilidad, bajo el argumento de que le correspondía al otro municipio. Ahora, las autoridades ambientales reconocieron que han omitido preservar el medioambiente, explicó el concejal Juan Martín Bravo, quien en agosto de 2022 interpuso una acción popular para dar cuenta de este hecho.

El alto grado de contaminación ha hecho que, en ocasiones, el agua tenga espuma o se torne de colores rojo o azul. Esto vulnera el derecho a la existencia del equilibrio ecológico y el manejo y aprovechamiento racional de los recursos naturales para garantizar el desarrollo sostenible, así como el interés por la conservación de especies animales y vegetales, y el derecho al goce de un ambiente sano según lo indica la Constitución.

«Hoy no solo gana el medio ambiente, hoy también gana toda una comunidad que durante más de 20 años se ha visto afectada por la problemática del canal de Acopi, un canal que ha estado contaminado por la industria de Acopi Yumbo y que ha generado diferentes problemáticas de salubridad a nuestro barrio, a sus adultos mayores y a los más pequeños», expresó Juan Pablo Montoya, líder de la comunidad.

Según la sentencia, tanto el Dagma como la CVC tienen dos meses para iniciar las gestiones que permitan coordinar un plan de acción conjunto donde empiezan los vertimientos de agua en el canal Acopi, para verificar que cumplan con los estándares ambientales permitidos. Además, se deberá hacer verificación y mantenimiento de la parte de este canal que pasa por el norte de Cali.

“Recibimos con mucho agrado esta noticia, pues significa que por fin se va a tomar acción ante una problemática que los habitantes del norte de Cali llevan padeciendo por mucho tiempo y que tiene un alto impacto en el medioambiente y en la salud. Ahora que oyeron nuestro llamado, esperamos que las entidades encargadas de proponer los planes de acción sean muy rigurosas en ellos”, puntualizó el concejal Bravo.

¡Los corregimientos mágicos de Cali!

El listado de pueblos mágicos de México es una referencia para turistas de todo el mundo, que recorren México a lo largo del año, con diversidad de búsquedas y propósitos. Para este año son 132 lugares, que ocupan un lugar en la identidad nacional y brindan oportunidades únicas para conocer el encanto del país.

La idea latente fue promover el turismo en zonas que no eran muy visitadas, y generar una red de comunidades que conservarán una arquitectura original, historia, tradiciones, que llevarán al turista a conocer un pueblo después de otro.

El Valle del Cauca decidió replicar la iniciativa con el mismo propósito. Ginebra, bajo el concepto de museo a cielo abierto, y Roldanillo, como jardín botánico musical, fueron elegidos como los primeros pueblos mágicos de Colombia. Los resultados fueron positivos hasta la llegada de la pandemia, y se habla de la inclusión de Calima El Darién y Sevilla en la lista.

Debemos reconocer el potencial turístico, agrícola y ecológico de la zona rural de Cali. Son 15 corregimientos que suman más de 78% del área del municipio, con una increíble riqueza hídrica y biodiversidad en más de 13 mil hectáreas de parque natural y otras 40 mil en área rural en montaña. Desarrollemos nuestro potencial y a nuestros pueblos ocultos.

Empecemos con tres corregimientos: Pance, Villacarmelo y Felidia. Los primeros dos tienen ríos y cascadas atractivas para el ecoturismo. Felidia, por su parte, tiene el atractivo arquitectónico en su parque, su plaza y su iglesia. Llevando a cabo una intervención urbanística concertada con la comunidad, mejorando las vías de acceso y consolidando la oferta cultural podemos ampliar las posibilidades de entretenimiento para Cali, para turistas y para locales.

Se trata de la diversidad de actividades, pero también de encontrar destinos coloridos, lindos, caminables, con mejoramiento de vivienda para la zona rural y con zonas de hospedaje cumpliendo con requisitos y normas internacionales de atención a huéspedes.

La manera ideal de hacer este proyecto realidad es modificar el Plan de Ordenamiento Territorial y plantear una mirada rural, que estimule la interconexión de la ciudad con su ruralidad, y que también incentive las construcciones sustentables y sostenibles. La zona rural de Cali debe ser ejemplo de buenas prácticas, con el empleo de plástico reciclado, paneles solares, biojardineras y un uso inteligente del acueducto y el alcantarillado. Evitemos los errores del pasado mientras imaginamos el futuro.

La Vuelta a Occidente para conectar a Cali

Desde 1996 se habla de una solución vial que podría conectar a las áreas rurales de Cali al occidente, y resolver la movilidad del kilómetro 18.

Se trata de la Vuelta a Occidente y tiene dos tramos. El primero va desde la salida de Cali por Cristo Rey y conecta a los corregimientos de Los Andes, Pichindé, Leonera, Felidia y El Saladito hasta la vía al mar. El segundo tramo conecta a La Elvira, La Castilla, La Paz, Golondrinas y Montebello desde la vuelta del Cerezo en la vía al mar hasta la salida por Chipichape, en la comuna 2.

De los 36 kilómetros del primer tramo, hay 5.6 kilómetros sin pavimentar del recorrido entre Pichindé y La Leonera. Del segundo tramo, de 26 kilómetros, no hay nada pavimentado.

La situación se congeló por muchos años y el proyecto renació más o menos hasta 2010, pero no ha podido realizarse, aunque haga parte del Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad en el Acuerdo 373 de 2014. Por un lado, han faltado los recursos. Por el otro, es necesario tramitar una licencia ambiental con la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), porque una de las zonas de intervención se encuentra en el Parque Natural Los Farallones.

Este es el momento de hacer realidad la Vuelta a Occidente, con sus Vías Colectoras Rurales, Vías de Integración Veredal y Vías Locales Rurales, de integrar a los corregimientos del área rural de Cali y de abrir una nueva era de desarrollo agrícola, turístico y deportivo de los corregimientos occidentales. Un proyecto completo, de una vía de 60 kilómetros por hora, que cuente con espacio para una cicloruta, costaría alrededor de 350 mil millones de pesos, considerando que también es necesario comprar algunos predios.

Para hacerla realidad, necesitamos inaugurar la Secretaría para el Desarrollo Rural y Agrícola de Cali, y el apalancamiento de los macroproyectos necesarios en nuestra zona rural. También necesitamos configurar una alianza público-privada y una concesión para el desarrollo de las vías, y considerar la designación de recursos por valorización.

El Gobierno Nacional podría jugar un papel importantísimo en el presupuesto, considerando la importancia de esta vía para descongestionar el kilómetro 18 y crear otra conexión entre Cali, Dagua y Buenaventura, y la obtención de las licencias ambientales con la ANLA.

La Vuelta a Occidente puede ser una solución inmediata para dar inicio al futuro de la ciudad. Está en nuestras manos hacerla realidad

¿Qué hacemos con el fracaso del MIO?

Después de trece años de funcionamiento y una inversión cercana a los 3 billones de pesos, el Masivo Integrado de Occidente ha tocado fondo. La expectativa era mover 960 mil pasajeros al día, pero en el mejor momento del sistema no se alcanzaron a transportar más de 470 mil personas. Hoy, se mueven escasamente 270 mil. El pasajero paga 2.700 pesos por pasaje, mientras la tarifa técnica es de 5.200 pesos y en ocasiones ha llegado a los 12.000 pesos. Esta diferencia la cubre el municipio a través del FESDE y esto es insostenible. Aunque sintamos vergüenza como ciudadanos y administradores, es un fracaso que debemos enfrentar por el bien de la ciudad. Y creo que los caminos posibles son tres.
El primero es liquidar el sistema. No es la mejor opción porque no hay un plan B a la operación del MIO, y no podemos dejar sin transporte a la ciudad mientras se consolida un nuevo sistema. Mucho menos saber cuándo se termina de resolver la liquidación. Debemos evitar una situación como la de Emsirva a toda costa.
El segundo es una renegociación con los cinco operadores del sistema. Esta ha sido una concesión fallida, con errores en los acuerdos. Acá también hay responsabilidades por el mal funcionamiento del MIO. Adicionalmente, los operadores han demandado al sistema y pretenden al menos 1.3 billones de pesos. Una renegociación no significa borrón y cuenta nueva, y posiblemente traiga más dificultades y nuevas demandas. Metrocali está en Ley 550 (ley de reestructuración o ley de quiebra) desde 2019.
El tercer camino es llevar a cabo un plan de salvamento. Pero no puede haber un plan exitoso si no se ataca la piratería, el paralelismo, la informalidad y la ilegalidad. Además, es necesario buscar recursos para que el sistema sea eficiente e  integrar un buen sistema público de bicicletas con parqueaderos. Medellín y Bogotá tienen una sobretasa pignorada a la gasolina, para 2080 y para 2041, que contribuirá al proceso de consolidación de los metros de ambas ciudades.
Cali debe volver a soñar con grandes desarrollos de infraestructura. Aunque hoy estamos decidiéndonos por un plan de salvamento, sería ideal apostarle al tren de cercanías integrado al MIO, con el respaldo de entes públicos y privados. Pero debemos consolidarlo y financiarlo.
El tren de cercanías nos va a costar cerca de 9 billones de pesos y tendrá un recorrido de 74,2 kilómetros. El primer tramo va a ser entre Cali y Jamundí y costará unos 2 billones de pesos. La situación de Cali es compleja, pues hay deudas por 1.7 billones de pesos hasta 2030. Pero hay que apostarle a generar recursos. Cali debe pignorar la sobretasa de la gasolina hasta el 2055 o más, para poder hacer un sistema multimodal donde el tren de cercanías se financie con esos recursos y buscar una concesión privada para consolidar el proyecto en su totalidad. El Gobierno Nacional respaldará el proceso de construcción.
La construcción de una Estación Central del MIO podría mover cerca de 150 mil personas al día en el centro de Cali, un sector que concentra hasta a 400 mil personas, y podría solucionar la movilidad interna. Sumemos a esta situación el aumento de buses para llegar a los 1200 en servicio, y reflejarlo en las frecuencias de las rutas. Los tramos siguientes pueden garantizarse con una APP (alianza público-privada) o con una concesión nacional o internacional, pues ha habido un interés significativo de compañías inglesas, chinas y francesas.
Esto va a mejorar la movilidad entre Cali y su área metropolitana, integrando municipalidades como en Nueva York y Ámsterdam, y la Estación Central del MIO podría ser tan magnífica y completa como las de allá.
A pesar del fracaso del MIO, y de haber podido crear un metro con lo invertido, podemos y tenemos que construir sobre lo construido. No llorar sobre la leche derramada.