Carta abierta a los colombianos
Como ciudadano colombiano, uno más de los millones que cada día trabajamos por sacar adelante a nuestras familias, nuestras empresas y nuestro país, afirmo con claridad: aunque Gustavo Petro haya sido elegido presidente, no representa lo que realmente siente y piensa la mayoría de los colombianos.
Romper relaciones con Estados Unidos no es un acto de soberanía ni de valentía. Es un acto de locura política y económica. Un país que depende en más del 30% de sus exportaciones del mercado estadounidense, que recibe más de 15.000 millones de dólares anuales en inversión extranjera directa proveniente de ese país, y que mantiene una relación comercial bilateral que supera los 44.000 millones de dólares al año, no puede darse el lujo de destruir el puente más importante para su desarrollo.
Estados Unidos es el principal destino de nuestros productos agrícolas, industriales y tecnológicos. Gracias a ese intercambio se sostienen cientos de miles de empleos en regiones como el Valle del Cauca, Antioquia, Cundinamarca y Atlántico. Romper con Estados Unidos significa quebrar empresas, cerrar mercados, destruir empleos y empobrecer a las familias.
No se trata de política ni de ideologías: se trata del futuro de Colombia. Así como muchos “progresistas” han salido a las calles a defender reformas, los ciudadanos debemos salir a defender la estabilidad económica, las relaciones internacionales y la cordura política. No podemos seguir siendo espectadores de un gobierno que, con discursos populistas, destruye las bases de un país que ha luchado durante décadas por abrirse al mundo.
No podemos quedarnos callados mientras la pasividad y la soberbia de un solo hombre nos conducen al abismo. Colombia no puede romper con su principal aliado comercial, diplomático y estratégico. Eso no es independencia, eso es aislamiento.
Desde el sentido común, desde el amor por esta tierra y por las oportunidades que aún podemos construir, hago un llamado a todos los colombianos: defendamos las relaciones con Estados Unidos, defendamos el empleo, la inversión y el futuro. No permitamos que nueve meses más de improvisación nos arrebaten lo que generaciones enteras construyeron con esfuerzo.
Porque amar a Colombia es proteger su estabilidad y su porvenir.
