El cambio climático es un hecho, y tenemos que encontrar la manera de enfrentar problemas venideros, como la crisis alimentaria. Esto es un gran reto que exige estrategias de inmediato, para el corto, mediano y largo plazo, y Cali puede liderar la región para enfrentar estas dinámicas tan complejas. En toda la ciudad, tanto en la parte urbana como rural, aparecen huertas comunitarias, que debemos fortalecer con herramientas diferentes y novedosas, que generen un mejor rendimiento.
En primer lugar, debemos crear una Secretaría de Agricultura que respalde lo existente y posibilite la creación de más huertas, y que lleve prácticas como la hidroponía a la mayoría de los ciudadanos. En segundo lugar tenemos que considerar la modificación genética en algunos cultivos, para proteger los cultivos y para que haya una mayor productividad.
Esto se puede hacer a través de nanotecnología, es decir, organismos microscópicos que cumplen distintos propósitos en semillas alteradas genéticamente. Estos avances ya se están utilizando con seguridad para hacer envases biodegradables, para mejorar la vida útil de los alimentos y para prevenir el riesgo de intoxicación.
Por otro lado, los nanosensores pueden aumentar el rendimiento de los cultivos, y reducir el esfuerzo requerido para obtener una buena cosecha. Israel es el mayor ejemplo del uso de esta tecnología. Ellos llevan décadas administrando el agua para sus cultivos de esta manera, creando y automatizando las condiciones óptimas requeridas para cada cultivo, usando big data (con la medición de información en tiempo real) y fuentes alternativas de energía (como paneles solares).
Cali puede hacer que sus huertas comunitarias estén a la vanguardia y preparadas para los escenarios más complicados, aunque el sector público no esté tan evolucionado en estos temas agrícolas. Sin embargo, la empresa privada y la academia han logrado progreso en este campo. Un ejemplo es el programa de investigación Optimización Multiescala In-silico de Cultivos Agrícolas Sostenibles (ÓMICAS) que busca, a través de siete proyectos, desarrollar e implementar estrategias científico-tecnológicas para mejorar variedades agrícolas y aportar a la seguridad alimentaria. Ómicas suma esfuerzos de 16 instituciones, siendo la Universidad Javeriana de Cali la entidad ancla.
La meta final es fortalecer la agricultura urbana orgánica en la ciudad, estableciendo acciones en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como hambre cero, producción y consumo responsable y acción por el clima. Cali debe convertirse en una ciudad líder con estas huertas comunitarias 2.0 y con la agricultura urbana, para asegurar su futuro.