De las 350 instituciones educativas oficiales de Cali, ninguna es completamente bilingüe. Son al menos 337 mil niños que están perdiendo la posibilidad de graduarse con un conocimiento superior del inglés o cualquier otra lengua extranjera. Las 10 instituciones que brindan esta posibilidad en Cali son privadas.
Es necesario empezar con una transición a la institución pública bilingüe y reconocer los caminos que se pueden abrir. La tasa de bilingüismo en Bogotá, por ejemplo, es de casi 95 personas por cada mil habitantes, lo que ha posibilitado la llegada de empresas tercerizadoras de servicios, call centers y otras posibilidades de empleo. Los sectores de Tecnologías de la Información (IT) y tercerización de servicios (BPO) le aportan a Bogotá cerca de 315 mil empleos, que equivalen a más del 7 % de las plazas de trabajo que genera la ciudad.
A Cali no le ha llegado este momento porque su tasa de bilingüismo es mucho más baja, de 58.64 personas por cada mil habitantes. Sumando lo mencionado con el potencial eco turístico de la ciudad y actividades de avistamiento de aves, los clúster de la salud y el deporte, no solo deberíamos establecer una educación pública bilingüe, sino graduar a los jóvenes con técnicos comerciales y formación en turismo certificados por el SENA. Hay como aprovecharlo. En los últimos diez años, han llegado a la ciudad 59 proyectos empresariales de estos sectores, de diferentes países, con inversiones que superan los $38 millones de dólares, y han generado 8.900 empleos directos y formales.
Este es un proceso importante, que requerirá empezar por un solo colegio y luego replicar el modelo en varias instituciones más, habiendo aprendido lecciones. Tomemos un colegio insignia como el Antonio José Camacho o el Santa Librada y empecemos. En Madrid, España, comenzaron este proceso hace unos 17 años y hoy, uno de cada tres niños de la ciudad está escolarizado bajo esta modalidad. Barranquilla ya empezó, y tienen el primer colegio público bilingüe del país, el Instituto Técnico Bilingüe Jorge Nicolás Abello, que ha empezado a dar frutos.
Por ahora, Cali no cuenta con una política pública de bilingüismo. La anterior administración la formuló, pero no fue aprobada. La administración actual revivió el compromiso pero no hay recursos ni mecanismos efectivos para hacer de esta política una realidad. Siento que estaremos desaprovechando el tiempo si no avanzamos en este aspecto educativo. Corremos el riesgo de desmotivar la generación de empresas y los alcances internacionales de muchos emprendimientos.