Cali debe crecer hacia arriba. La expansión hacia el norte, sur y oriente no sólo ha impuesto desafíos importantes al municipio en cobertura de servicios públicos, sino que está desbordándose con rapidez. Así mismo, hay sectores que están quedando en el descuido y por su ubicación permitirían dar nueva vida a la ciudad.
El corredor verde, las Calles 25 y 26 y un segmento de lo ahora conocido como Ciudad Paraíso son algunos de estos sectores. A pesar de su ubicación privilegiada, no son ocupados de manera frecuente sea por los peligros percibidos por la ciudadanía, la actividad tradicional en cada lugar o la falta de infraestructura. Aquí, una intervención puede ser exitosa y superar todas las expectativas.
Bogotá se enfrentó con situaciones análogas en el pasado y las resolvió de una manera similar. La Torre Bacatá, en pleno centro de la capital, trajo progreso económico, interés y una renovación completa del sector. Barranquilla, con el edificio Mirage 57, y Bucaramanga, con el edificio Majestic, siguieron el mismo esquema. Los tres proyectos mencionados son los más grandes de cada ciudad.
Un mayor impacto estará garantizado si cada construcción emplea avances ecológicos y energéticos que prioricen la eficiencia. Los nuevos proyectos requerirán el empleo de jardines verticales y techos verdes, contribuyendo con el clima y el aire fresco de manera indefinida; y cumplirán con los estándares de «Passivhaus», que combinan estética y propósito usando materiales y desarrollos que reduzcan el consumo energético.
Entre más dispersa la ciudad, es más difícil desarrollar su infraestructura. La empresa privada puede llegar a donde no llega Emcali en temas de servicios públicos y otra infraestructura si se establece un cambio de obras por plusvalía. Los desarrollos habitacionales, contando con la inversión de la ciudadanía en estos desarrollos, renovarán todos estos sectores siguiendo medidas claras, establecidas en el Plan de Ordenamiento Territorial.
El POT de Cali deberá cambiar de varias maneras. Por un lado, modificar las restricciones a los aislamientos y la altura de las nuevas construcciones. Por el otro, abrir la puerta a la transferencia de derechos de construcción y desarrollo, de manera sensible con el patrimonio, los bienes de interés cultural y los bienes medioambientales protegidos.
Es posible densificar estos sectores de la ciudad y mejorar la infraestructura existente. No solo se trata de construir edificios sino de construir más ciudad. Una norma sensata permitirá que la ciudad crezca hacia adentro y que haya estándares y seguridad para todas las casas en la ciudad.