Desde hace un par de años, Metrocali viene presentando cifras en rojo. Nuestro sistema masivo está concebido bajo la modalidad de autosostenibilidad, pero no es una meta que esté a nuestro alcance.
Para garantizar el funcionamiento y la movilidad del Masivo, el Gobierno Municipal creó un fondo de transferencia en 2016. Desde entonces se han invertido $331 mil millones de pesos, y para 2021 serán $190 mil millones más. Son recursos provenientes del 97% de la sobretasa a la gasolina y otras iniciativas como las Zonas Zer. Pero seguimos lejos. El MIO le cuesta aún más a la ciudad. Mover a cada usuario cuesta $6.520 pesos y éste solo paga $2.200, el resto del dinero lo asume la Alcaldía, los contribuyentes. Tampoco podemos negar que el transporte pirata responde a vacíos de cobertura, a la vez que trunca el avance del sistema masivo de transporte.
Meterle más dinero no es una solución, ya estamos en un círculo vicioso. Retrocedemos en vez de avanzar. Y por esto es necesario un cambio de fondo. La ciudad no se ha sentido dueña del MIO y esto debería cambiar para que el Masivo sea usado y cuidado por todos, mientras cumple con los tiempos y frecuencias que necesita Cali.
Hagamos que Metrocali se convierta en una empresa pública y permitamos que la ciudadanía invierta en acciones de la compañía. El MTR, el metro de Hong Kong, tiene una de las redes más amplias y competitivas en el mundo. Es el único masivo que genera utilidades a sus dueños, que no son el estado. Se trata de 600 mil propietarios en el mercado privado, un cambio que buscaron en el año 2000 y resultó en una transformación increíble. Se logró tal inyección de dinero que permitió construir nuevas líneas de metro a la vez que llevó a una transformación en la cultura del transporte, poniendo como prioridad a los clientes. Así bajaron precios y tomaron otras medidas.
Creo que podemos abrir una puerta a la formalidad a través de Metrocali para quienes integran las estructuras del transporte informal. Debería poder crearse una división como concesionario para vender vehículos eléctricos, con lógicas de crédito favorables, que ofrezca ventajas como estándares de seguridad para los usuarios, así como la posibilidad de monitorear estos vehículos usando el Internet de las cosas. Es un primer paso para llegar a una ciudad conectada, con un transporte público seguro, eficiente y orgánico, ofrecido por personas que sienten a los lugares y sus habitantes.
Es momento de hacer un cambio estructural en beneficio de los caleños del Masivo Integrado de Occidente, y formalizar el transporte de la ciudad. De hacerlo verdaderamente nuestro. Es un primer buen paso, extender la mano a la organización.