Fallo judicial ordena medidas de protección ambiental sobre el proyecto Cristo Rey

Cali, 9 de junio de 2025 — En respuesta a una acción popular interpuesta por Juan Martín Bravo Castaño, exconcejal de Cali, el Juzgado Quinto Administrativo Oral del Circuito de Cali amparó el derecho colectivo a la existencia del equilibrio ecológico, ordenando al Distrito Especial de Santiago de Cali implementar una serie de acciones inmediatas y preventivas en el marco del Proyecto Integral Cristo Rey. La medida judicial fue adoptada bajo el principio de precaución ambiental y representa un triunfo contundente para la comunidad y los defensores del medio ambiente.

La sentencia, emitida el pasado 6 de junio, reconoce que existe un riesgo potencial que justifica la adopción de medidas preventivas sólidas, con el fin de evitar afectaciones a la estructura ecológica de la zona intervenida. El juzgado dispuso acciones claras y ejecutables para garantizar la seguridad ambiental y estructural del entorno.

Entre las principales órdenes impartidas por el fallo, se destacan:
• La protección del equilibrio ecológico y de los recursos naturales, ordenando la preservación y restauración de las áreas intervenidas.
• La reforestación integral de la zona afectada, así como el control de especies como la hormiga arriera, para proteger la fauna y flora nativas.
• La implementación de medidas técnicas para mitigar riesgos, incluyendo el manejo de aguas lluvias, estabilización de taludes y mantenimiento de estructuras como pasarelas y puentes.
• El fortalecimiento de la gestión ambiental y social del proyecto, promoviendo la participación comunitaria, la educación ambiental y un seguimiento constante del entorno.
• La conformación de un comité de verificación, integrado por el juez, el accionante, un coadyuvante, un representante del Distrito y uno del Ministerio Público, para supervisar el cumplimiento de las medidas ordenadas.

Asimismo, el fallo ordena al Departamento Administrativo de Planeación y a la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca – CVC, revisar el cumplimiento de las normas urbanísticas y ambientales relacionadas con el proyecto. En caso de hallarse irregularidades, se deberán aplicar las sanciones correspondientes.

Este fallo se convierte en un referente nacional sobre cómo la acción ciudadana, a través de mecanismos constitucionales como la acción popular, puede incidir de manera efectiva en la defensa de los ecosistemas urbanos y en la exigencia de una gestión pública responsable y transparente.

“Es un logro significativo: se obliga a la Alcaldía a proteger la estructura ecológica, a reforestar, a mitigar riesgos y a garantizar que lo ambiental no sea un discurso, sino una realidad técnica y jurídica”, afirmó Juan Martín Bravo Castaño, exconcejal de Cali y promotor de la acción judicial.

Cali debe convertirse en el primer distrito de innovación deportiva de Colombia

Cali no necesita demostrar que es el corazón deportivo de Colombia. Ya lo es. Lo ha sido durante décadas. Pero sí necesita dar el siguiente paso: convertirse en el Cali SportTech District, una zona franca deportiva donde convivan centros de alto rendimiento, startups, laboratorios de neuroentrenamiento, fábricas de tecnología deportiva y fondos de inversión especializados.

La capital del Valle ha sido escenario de las gestas deportivas más importantes del país. Desde los Juegos Panamericanos de 1971, pasando por los World Games en 2013, el Campeonato Mundial de Atletismo Juvenil en 2015, hasta múltiples ediciones de campeonatos mundiales de patinaje, natación, y ciclismo en pista, sin olvidar los Juegos Suramericanos de la Juventud en 2022. Como símbolo de continuidad, ha revivido con fuerza la histórica Maratón de Cali, que nació hace más de cinco décadas. No es una ciudad improvisada: es una ciudad que respira deporte.

Y es precisamente en ese contexto donde emerge una oportunidad única para Colombia: la transformación de la Escuela Nacional del Deporte en la primera universidad deportiva del país. Fundada en 1984 y con más de 4.200 estudiantes activos, esta institución tiene el potencial de liderar un modelo educativo inédito: un campus enfocado no solo en el entrenamiento físico, sino también en la innovación tecnológica, la ciencia del rendimiento humano y la inteligencia artificial aplicada al deporte.

La propuesta es clara: no se trata solo de formar entrenadores o fisioterapeutas, sino de crear una nueva generación de profesionales: ingenieros deportivos, científicos de datos especializados en el cuerpo y el rendimiento humano, expertos en tecnologías aplicadas al deporte, diseñadores de dispositivos wearables, desarrolladores de entornos inmersivos en realidad virtual y líderes en neuroentrenamiento.

Pero una universidad no cambia al país por sí sola. Por eso, la propuesta va más allá del aula: convertir el entorno donde se ubica esta institución —las Canchas Panamericanas, en la calle 9 con carrera 39— en un verdadero Distrito de Innovación Deportiva. Un nodo urbano que funcione como zona franca deportiva, donde puedan operar centros de alto rendimiento, laboratorios, aceleradoras, clínicas especializadas, empresas tecnológicas y universidades aliadas.

Este ecosistema permitiría transformar a Cali en mucho más que un semillero de atletas: en una generadora de conocimiento, empleo especializado y exportaciones dentro de la industria global del deporte. Colombia necesita nuevos motores económicos, y este podría ser uno de ellos: el deporte como ciencia aplicada, como economía naranja, como industria de innovación.

Cali ahora tiene una nueva carta por jugar: ser la ciudad que convierta el deporte en ciencia, en datos, en futuro.

Cali necesita un Centro de Acopio Agroalimentario

Cali está en una encrucijada. Con 2,4 millones de habitantes, solo el 2% de los alimentos que consumimos se producen dentro de la ciudad. Y ese escaso porcentaje proviene casi en su totalidad de nuestra zona rural: 15 corregimientos. El otro 98% llega desde otros municipios, departamentos o incluso países. Eso no solo es insostenible: es riesgoso.

Pero, como en toda crisis estructural, también hay una oportunidad exponencial. Mientras otras ciudades apuestan por importar, nosotros podemos cultivar, transformar y exportar.

Paso uno: conectividad territorial (Vuelta Oriente y Vuelta Occidente)

La transformación empieza por lo básico: las vías. Es urgente construir, diseñar y pavimentar la Vuelta Oriente, y culminar la Vuelta Occidente (primera y segunda etapa). Sin infraestructura vial, no hay red de distribución eficiente. Con vías, sí hay inclusión, productividad y acceso a mercados. Esto no es un gasto: es una inversión con retorno garantizado.

Paso dos: un Centro de Acopio que conecte campo, ciudad y mundo

Imaginemos un espacio donde el campesino no solo venda, sino que aprenda, se formalice, transforme y exporte.
Un Centro de Acopio Agroalimentario de clase mundial, inspirado en el Mercado de San Miguel de Madrid, pero con ADN caleño.

Aquí, el agricultor se convierte en empresario.
Llega con su producto fresco y se va con conocimiento, certificaciones, alianzas comerciales y, lo más importante, dignidad.

La propuesta incluye:
• Espacios de comercialización directa, sin intermediarios.
• Una agencia comercializadora que conecte con mercados locales, regionales e internacionales: Europa, EE. UU. y Asia.
• Asistencia para lograr registros INVIMA, FDA y demás estándares internacionales.
• Denominaciones de origen y marca región, para darle identidad y valor a lo nuestro.
• Alianzas con ACODRES, para formar en gastronomía, transformación y valor agregado.
• Un componente gastronómico experiencial, donde lo que se come ha sido cultivado a pocos kilómetros, transformado localmente y servido con identidad.

Paso tres: agricultura 5.0 y comercio digital

Nuestros campesinos no pueden quedarse atrás en la Cuarta Revolución Industrial. Es necesario formarlos en mercadeo digital, e-commerce, pagos digitales, redes sociales, trazabilidad y logística inteligente. Con la tecnología adecuada, un pequeño productor puede vender en Bogotá o en Berlín sin salir del corregimiento.

No se trata solo de sembrar. Se trata de procesar, empacar, distribuir, exportar y contar la historia. Desde el sur de Colombia, para el mundo. Esta no es solo una propuesta agrícola. Es una estrategia de desarrollo económico para las próximas décadas.

El Corredor Pacífico en el norte de Cali

El Corredor Pacífico en el norte de Cali

Las ciudades que trascienden no son las que expanden su tamaño, sino aquellas que expanden su imaginación. Cali tiene hoy una oportunidad histórica para reescribir su espacio urbano, cultural y social a partir de una idea que no debería ser vista simplemente como desarrollo físico, sino como una declaración de principios: el Corredor Pacífico.

Este corredor, que imagino desplegado entre la calle 32N, la 34 Norte y la Avenida Segunda Norte hasta la calle 70, no será un simple conjunto de calles renovadas o parques aislados. Será la posibilidad de construir un verdadero ecosistema cultural y social que integre gastronomía, arte, danza, tecnología y espacio público en un continuo vivo, vibrante y accesible. El Corredor Pacífico será una arteria donde se celebrarán las raíces del Pacífico colombiano a través de la cocina tradicional y las bebidas ancestrales y afrodisíacas —el viche, el arrechón, entre otras—, fusionadas con propuestas contemporáneas. Un lugar donde las expresiones culturales no se encerrarían en auditorios o museos, sino que saldrían a las calles: murales interactivos al aire libre, esculturas dinámicas y experiencias digitales narrarán nuestras historias al mundo.

Este espacio, que en sí mismo constituye el Corredor Verde del Río Cali, extendiéndose hasta su encuentro con el Río Cauca, debe latir con el sabor y el espíritu del Pacífico. No puede ser solo un paseo peatonal; debe ser una experiencia viva y sensorial, donde cada árbol, cada plaza y cada esquina cuenten algo de nuestra esencia, de nuestras raíces y de nuestro futuro.

El Corredor Pacífico debe ser un sistema que conecte piezas fundamentales del tejido urbano de Cali: la segunda etapa del Parque Lineal del Río Cali, el Parque del Chontaduro y el Centro de Danza y Coreografía del Valle en “La Licorera”. Esta última área debe unirse mediante un puente peatonal, concebido no solo como infraestructura funcional, sino como una obra que invite al encuentro, al movimiento y al disfrute.

Dentro de este corredor, imagino también la creación de una Gran Tienda del Pacífico, un espacio permanente donde los artesanos de la región puedan vender sus artesanías y mostrar sus productos al mundo. Más que un mercado, sería un escaparate vivo de nuestra creatividad, nuestra tradición y nuestra identidad cultural, abierto tanto a propios como a visitantes.

Cali debe apostar, debe innovar, debe atreverse. El Corredor Pacífico es, en esencia, una respuesta audaz al reto de nuestra época: construir ciudades que no solo funcionen, sino que inspiren. Un corredor que nos recuerde de dónde venimos, pero, sobre todo, hacia dónde podemos llegar.