El futuro de la humanidad y de Cali pasa por el agua. El calentamiento global, la contaminación y el despilfarro son solo algunas de las razones por las que podríamos carecer del preciado líquido. Las vemos todos los días con la extinción de muchos de nuestros ríos. Tenemos que enfrentar lo inevitable, pronto.
El resto del mundo está de acuerdo. Junto a las grandes potencias mundiales, la ONU ha desarrollado 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que han marcado la agenda de muchos países, y buscan poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad. La agenda empezó en 2016 y va hasta 2030.
En ese espíritu pragmático e inclusivo, considero que cualquier iniciativa sensata puede generar cambios a gran escala. Y creo que el municipio puede ponerse del lado del medio ambiente, y del sentido común.
Podemos implementar sistemas de potabilización y purificación solares para el agua, en instituciones públicas de Santiago de Cali, para aprovechar las aguas lluvia en los riegos, los lavamanos, y además entregarle kits a los jóvenes desde el colegio y la universidad para emplearlos en las temporadas correspondientes.
Este sistema se vale de dos paneles solares que producen electricidad, aparte del de captación. Una serie de bombas impulsan el agua sucia a través de un sistema de membranas, que filtran el agua proveniente de la lluvia o los pozos de la zona, con un proceso de ósmosis inversa.
El agua potable es un bien costoso en demasiados lugares, sea por infraestructura o por la distancia de una fuente hídrica. Poder obtenerla con instalaciones locales se convierte en una gran posibilidad ambiental y económica. Estos sistemas permiten el almacenamiento y la purificación de agua, contribuyendo al consumo de uno o varios hogares. Normalmente, Cali registra alrededor de 1100 milímetros de agua lluvia por año, unos 90 milímetros por mes. El cálculo depende del área de recolección. Pero fácilmente pueden ser cientos de miles de litros por instalación.
Este tema aún no ha sido regulado por el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, pero para lograr estimular su creación, debería incluir una serie de subsidios para que viviendas o cuadras. No solo participarían las instituciones del estado, sino hogares o barrios enteros de sectores donde no haya mucha agua. Serían sistemas colectivos, aprovechados y administrados por miembros de la comunidad.
Más allá de las regulaciones y el beneficio cuantificable, esta iniciativa puede transformar vidas y convertirse en una señal de franco progreso, empezando por los sitios donde la lluvia suele ser una desgracia. Cali puede convertirse en ejemplo y motivación de muchas cosas buenas, para el resto de la humanidad. Empecemos por aquí.