El Valle del Cauca es reconocido por su rica cultura, su vibrante gastronomía y, cada vez más, por su potencial turístico. A pesar de estos atractivos, a menudo siento que no hemos explotado completamente nuestras bondades, sesgándonos hacia determinados clústeres sin dar el paso hacia nuevas oportunidades. Hoy propongo que miremos más allá, hacia una característica única de nuestra región que posee un enorme potencial aún por descubrir: el avistamiento de aves.
Con más de 850 especies de aves identificadas en el Valle del Cauca, nuestra región se posiciona como un paraíso para los ornitólogos y amantes de la naturaleza de todo el mundo. Cali, reconocida por ser la ciudad con la mayor cantidad de especies de aves en el mundo, con 563 especies, es un claro ejemplo del potencial que tenemos. Lugares como la Laguna de Sonso (Buga), Calima – Darién, Dagua, y los corregimientos de Cali, entre otros municipios, ofrecen oportunidades únicas para observar algunas de las aves más exóticas y diversas del planeta. Estos sitios son joyas que pueden catapultar al Valle del Cauca como un líder en turismo ecológico y de avistamiento de aves.
Este tipo de turismo no solo es sostenible, sino también económicamente viable. Un turista que participa en el avistamiento de aves puede llegar a gastar hasta 1,500 dólares per cápita, y en casos más involucrados, hasta 4,500 dólares, según estudios.
Sin embargo, para alcanzar este potencial, es crucial que Cali y otros municipios del Valle del Cauca sean certificados por Environment for the Americas como destinos certificados. Esto no solo aumentaría la visibilidad de nuestros recursos naturales, sino que también fomentaría prácticas de turismo responsable que respetan y preservan nuestros ecosistemas.
Líderes como el Dr. Juan José Arango y Carlos Mario Wagner, entre otros, han trabajado incansablemente en promover el avistamiento de aves, pero necesitamos que más actores se involucren, especialmente desde el Estado y las instituciones públicas. Estas entidades deben intensificar sus esfuerzos para promover esta actividad que no solo respeta el medio ambiente, sino que también ofrece un modelo económico sostenible y prometedor para nuestra región.
Como vallecaucanos, tenemos el deber de unirnos en torno a este fin común. Al fomentar y apoyar el avistamiento de aves, no solo nos beneficiaremos de un auge turístico, sino que también estaremos preservando nuestra biodiversidad para las futuras generaciones. Es hora de que el Valle del Cauca se convierta en un pionero del ecoturismo.